RESEÑAS: "FAHRENHEIT 451", DE RAY BRADBURY (1953).

 


Es la primera obra que he leído de este autor. No voy a caer en el arrepentimiento por no haberle prestado atención antes. Seguramente mi momento era este.

Publicada por primera vez en 1953, es una de las novelas más célebres del escritor estadounidense (Waukegan, Illinois, 22 de agosto de 1920-Los Ángeles, California, 5 de junio de 2012). En sus páginas, merecedoras de la categoría de clásicas y de referenciales, Bradbury explora y lanza al rostro del lector temas como la censura, la deshumanización de la sociedad y el poder transformador de la literatura.

“Fahrenheit 451” tiene lugar en una sociedad futura donde los libros están prohibidos. Si partiendo de esta premisa ya nos introduce en un entorno aterrador, al hacernos partícipes de la aberración de que los "bomberos" no apagan incendios, sino que queman libros, Bradbury nos mete de cabeza en una pesadilla de pavorosa incoherencia. El protagonista de la historia, Guy Montag, es uno de estos bomberos, y a lo largo de la novela experimentará una profunda transformación, pasando de ser un obediente secuaz del régimen a un ferviente defensor del conocimiento y la libertad.

Desde las primeras páginas, Bradbury nos pinta un mundo opresivo y sombrío. La narrativa es tan extremadamente poética como profundamente  perturbadora, plagada de descripciones vívidas que aluden tanto a la belleza de los libros como a la irracionalidad de su destrucción. El título de la obra, que puede resulta insólito a quien no sepa descifrarlo, hace referencia a la temperatura a la que el papel de los libros supuestamente se enciende y arde, siendo desde la mismísima portada un estandarte de la violencia contra el pensamiento libre.

La evolución del personaje principal de esta historia resulta no solo creíble, sino conmovedora. Vemos como atraviesa su tiempo vital desde una aceptación primitiva y ciega de su aparentemente importante rol en la sociedad hasta llegar a una muy dolorosa toma de conciencia, que da paso  finalmente a un acto de honesta y brusca rebelión. Este periplo interno es impulsado por su encuentro en las primeras páginas del libro con una vecina suya, Clarisse McClellan, joven al margen de las ideas imperantes que despierta en él sentimientos que nunca se había permitido advertir y una irrefrenable curiosidad y deseo de cuestionarse su mundo y las circunstancias y normas que lo rodean. Su conflictiva relación con su esposa, Mildred, quien representa la conformidad y el vacío emocional de una sociedad distópica, es otro de los puntales en los que se apoya la inevitable metamorfosis de Guy Montag.

Bradbury utiliza un simbolismo de gran riqueza a lo largo de la novela. El fuego, elemento central en la trama, simboliza a un tiempo, como ocurre en numerosas doctrinas y corrientes ideológicas, tanto la destrucción como la purificación. Los libros, por el contrario, representan el conocimiento, la diversidad de pensamiento y la imprescindible memoria cultural. La figura del Fénix es otra metáfora poderosa que sugiere la esperanza del renacimiento y de la renovación a partir de las cenizas de la decadencia.

El escenario y la trama de “Fahrenheit 451” son por otra parte un testimonio sobre la realidad social norteamericana de los años 50, marcada por la censura y la represión durante la convulsa etapa política del senador Joseph McCarthy. Esta relevancia histórica añade profundidad a la novela, que se hace eco de las preocupaciones sobre la libertad de expresión y la manipulación de la información, inquietudes que continúan vigentes en la actualidad, merced a la marcada inoperancia de quienes llevan las riendas de la humanidad.

No puede quedarnos la menor duda, al pasar la última página de esta obra cumbre de la distopía literaria, de que Ray Bradbury fue un auténtico maestro de la prosa evocadora. Sus descripciones son detalladas, y su uso del lenguaje metafórico crea una atmósfera cargada de tensión y de melancolía. La narrativa de “Fahrenheit 451” está salpicada de reflexiones filosóficas que invitan al lector a cuestionarse su propia relación con la tecnología, los medios de comunicación y el conocimiento, con más razón que nunca en estos días nuestros de auge de noticias falsas e idolatrías vanas.

“Fahrenheit 451” es, en definitiva, una obra magistral que no solo advierte sobre los peligros de la censura y la conformidad, sino que también celebra la resistencia del espíritu humano, tan debilitada en nuestros tiempos, y el poder perdurable de la literatura, esa hermosa disciplina artística a la que en nuestra realidad cotidiana, como en el libro que nos ocupa, se nos induce a enterrar a fin de inocularnos los virus del borreguismo y de la capitulación necesarias para la continuidad del sistema. Permitamos pues, exijámonos, como lectores, que este texto de Ray Bradbury resuene con fuerza hoy en día en nuestro espíritu, apremiándonos a valorar y a salvaguardar nuestra emancipación intelectual.

© PABLO CABRERA 2024


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