RESEÑAS: "CHICAGO", DE DAVID MAMET (2018)




RESEÑA DE “CHICAGO”, DE DAVID MAMET


David Mamet (1947) célebre dramaturgo, guionista y director de cine norteamericano, es dueño, según la crítica especializada, de un estilo inconfundible “marcado por el diálogo afilado y la tensión subyacente”: En su obra “Chicago”, publicada en 2018, la acción se sitúa en los lejanos tiempos de la década de los años veinte del pasado siglo y en un escenario en el que conviven periodismo competitivo, crimen organizado y corrupción generalizada.

El ambiente de aquella etapa de la historia estadounidense aparece muy bien recreado en la narración. Voces fidedignas han destacado “la capacidad del autor para explorar las motivaciones psicológicas del protagonista y para entrelazar la novela negra con una mirada introspectiva”, si bien, en mi respetuosa opinión de lector, al cerrar el libro no se termina de conocer a aquel más que en los aspectos más pasionales de su personalidad, a pesar de ser el personaje mejor retratado en la novela.

Los personajes principales reciben un tratamiento aceptablemente profundo, en especial Mike Hodge, periodista y excombatiente de la primera guerra mundial, y su compañero de redacción Clement Parlow, un escéptico irredento que sirve de contrapunto al primero; en cambio otros, pese a aparecer con asiduidad y tener peso en ciertos giros argumentales, quedan planos y sin verdadera identidad. Un ejemplo podría ser el de Peekaboo, “Madame” de un prostíbulo cuya presencia me sugirió más la de un simple oráculo humano al que se recurre con asiduidad que la de un personaje bien delineado y que merecía, en mi modesta opinión, mayor hondura. A todo ello se añade una ingente cantidad de referencias a personajes y contextos que quizá un lector estadounidense reconozca con facilidad, pero que para un lector foráneo se convierten, al menos en el caso que nos ocupa, en elementos de desconexión, sobre todo debido a la carencia de notas a pie de página que pudieran ayudar a su comprensión. El final de la trama, además, no consigue dar pleno sentido a toda la urdimbre colateral que Mamet despliega.

Voces críticas experimentadas coinciden en algunos de los reparos que yo mismo percibí mientras trataba de sumergirme en las páginas de la novela: los diálogos extensos que ralentizan el ritmo, los personajes secundarios poco desarrollados, ciertos giros narrativos confusos o innecesarios, y una sensación de dispersión general que deja a la historia quizá no del todo sin cohesión, pero sí algo renqueante para lo esperado de una trama que parece partir de una ambición literaria loable pero acaso decaída.

En resumen, la experiencia lectora de esta novela no me resultó del todo placentera. Me pareció excesivamente densa, plagada de situaciones que parecen puramente de relleno y que, más que enriquecer la trama, terminan por desviar la atención del lector hacia escenarios paralelos y, en cierto modo, estériles.

No me atrevería, desde luego, a calificar “Chicago” como una obra fallida, pues no soy más que un lector ávido, y sobre todo siendo el primer libro que leo de un afamado, prestigioso y galardonado creador multifacético como es David Mamet a quien no estoy capacitado para menospreciar. Pero debo reconocer que ha sido, para mí al menos, uno de esos libros a los que he querido casi con vehemencia dar una oportunidad (lo empecé al menos cinco veces y lo abandoné otras tantas) pero que finalmente cerré, al acabarlo, con una sensación de punzante fracaso por mi parte y de cierto desliz por la de su autor.

Otra cosa que me ha llamado la atención ha sido la cantidad de errores, atribuibles en exclusiva al traductor y a la innegable falta de una revisión exhaustiva, que contiene esta edición de la Serie Negra de RBA Editores cuya portada acompaña a la presente reseña. Que una editorial de prestigio como esta se permita perlas como el uso de la conjunción adversativa “sino” donde va la locución condicional “si no”, como ocurre en las páginas 50, 98, 134, 192 y en alguna más que, por puro aburrimiento, dejé de anotar, clama al cielo por el descuido que traslucen y el desprestigio que generan.


© PABLO CABRERA 2025


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