RESEÑAS: "VIERNES 13", DE DAVID GOODIS.

VIERNES 13, DE DAVID GOODIS.


"VIERNES 13"

Se suele definir la novela negra en términos que indican que se trata de un tipo de relato policial en el que lo importante no es en sí la resolución de un crimen, sino la representación de la ambigüedad moral de los personajes y la atmósfera en la que se conducen.

“Viernes 13” (Esta edición que aparece en la foto es del ejemplar que compré en 1983, para llevármelo conmigo a la "mili", y que acabo de leer por vez primera 40 años después) es una admirable muestra de esa definición: personajes que son capaces de amar y de odiar al mismo tiempo, por convicción o por necesidad, circundados por un espacio y un tiempo hostiles. Seres con escasos escrúpulos y con un único interés: escapar de una situación desfavorable a costa, si es necesario, de las vidas de otros, ya sean adversarios declarados o compañeros ocasionales de transgresión.

Una Filadelfia terriblemente invernal es testigo de un crimen más en sus calles. El protagonista, Al Hart, mientras vagabundea en busca de una solución a sus problemas, acude a socorrer a un hombre al que ve tirado en el suelo. Este le entrega una cartera con once mil dólares. Pero ese dinero tiene otros dueños, o al menos hay otros que quieren serlo. A partir de ahí, Hart y sus perseguidores atravesarán un camino común con la muerte como testigo y compañera del viaje.

David Goodis (Filadelfia, 1917-1967), sin nada que envidiar, en mi opinión, a autores como Raymond Chandler o a Dashiell Hammet, erige en “Viernes 13” un escenario definido e indisociable: la ciudad de Filadelfia, gélida y hostil, como telón de fondo, y un proscenio no menos adverso: el apartamento sórdido, a un mismo tiempo refugio y prisión, entre cuyas cuatro paredes se desarrolla el peso de la trama. Dos esferas vitales, en fin, donde sentimientos contrapuestos pugnan por abrirse paso sin saber que amor y odio, pasión y desidia, son las dos caras de una misma moneda.

“Viernes 13” no es una historia de buenos y malos. Es un relato tenso siempre, agrio en ocasiones, tierno por instantes, un mapa de fronteras difusas atravesadas en todas direcciones por sus habitantes, buscadores infatigables de su propia esencia, perdedores en caída libre incapaces de resignarse a su suerte.

© PABLO CABRERA 2023

 

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